Las feliz y triste historia de la desaparición del niño Ricardo frente a la Basílica

Detrás del encuentro del niño de dos años, Ricardo Urdaneta González, existe otra historia no tan feliz. Su protagonista, Alexandra María, la adolescente de 14 años que Dios presentó en el camino del pequeño luego que por primera vez cayera en un desconocido mundo para él, al extraviarse la noche de ayer en la plazoleta de la Basílica.
Afortunadamente cuando Ricardo lloraba y preguntaba por su madre, sus manitos tocaron la inocencia de Alexandra. Fue como a las 7:30 de la noche de ayer.
A los padres del infante, Eunice González y Ramón Urdaneta, su devoción por la Chinita los hacia ir a cada momento a la Basílica. Ayer fue uno de esos encuentros. Querían formar parte de los Servidores de María y dejaron a su hijo al cuido de unos jóvenes, incipientes aspirantes a esa congregación. Tras culminar la misa el pequeño se sorprendió al escuchar el fuerte ritmo que salían de unos tambores. Fervientes creyentes de San Benito golpeaban con fuerza esos instrumentos y Ricardo se asustó. Sólo sus padres sabían del miedo que él le tenía a esa ruidosa melodía.
En un intento por evadir la tamborera, el niño, sin soltar nunca el pequeño carrito rojo con el que jugaba desde que llegó la casa de la Chinita, se fue alejando hasta quedar por primera en su vida, íngrimo.
En medio de la soledad afortunadamente fue un ángel y no un demonio quien se le cruzó en el camino. Era Alexandra María caminando en lo que ya para ella era parte de su rutina. Su condición de niña especial que tiempo atrás la convirtieron en paciente de psicólogos no era una limitante para que su madre, Laura Paz, la condicionara. La mujer sumergida en su trabajo vendiendo plátanos en el centro comercial La Redoma con su marido no pareciera preocuparle mucho el librealbedrio de la adolescente, de quien asegura desde niña ha sufrido de retraso mental. En esa senda la jovencita pernota unas veces en Los Puertos de Altagracia donde viven parientes de su madre, en ocasiones en lugares que ni la misma Laura Paz dijo conocer y generalmente en la residencia de sus abuelas paternos, en el barrio Torito Fernández, al oeste de Maracaibo, el lugar donde llegó ayer a las 10:30 de la noche con el niño luego de tomar un bus de La Musical hasta la curva y después una camioneta hasta esa vivienda.
Toda esa excesiva libertad pudiera hacer tomar un camino incierto lleno de maldad a cualquier niña pero no es el caso de Alexandra María. Escucharla hablar, gesticular y ver su mirada que no pareciera buscar a nadie, no podría más que afirmar su inocencia. Quizás por ello, Eunice González expresó esta mañana en el comando del CPBEZ ubicado al lado del monumento a la Virgen, ya sin el sufrimiento marcado en su rostro, que Dios le puso en el camino de su hijo a esa jovencita. “Es una bendición que Dios te colocó en el camino del bebé…te aseguró que te vamos a llamar y te vamos a ayudar”, le dijo a Alexandra mirándola con una especie de ternura a sus ojos mientras que la adolescente la observaba con una sonrisa desinteresada.
En esa sede policial se confundían policías, periodistas y familiares de Ricardo Urdaneta. Todas las dudas fueron aclaradas poco a poco. Laura Paz dijo que al salir de vender plátanos le dijeron que su hija andaba con un niño. Ya tarde en la noche se enteró que Alexandra había llegado a casa de sus abuelos con el pequeñito. Decidió entonces, junto a su marido, con quien reside en el barrio San José, optaron por solucionar lo del extravío por la mañana. Hoy temprano las redes sociales se habían encargado de regar como pólvora la noticia y ello facilitó a que familiares de Alexandra establecieran contacto con los padres del desaparecido. Lo demás lo asumieron funcionarios del Cpbez hasta lograr el feliz encuentro a las 8:30 de esta mañana. Fue un final feliz y conmovedor al ver como con tanto amor se abrazaban padres e hijo.
Al juzgar por las expresiones de la madre de Alexandra no pareciera que esas mismas manifestaciones de amor hayan sido una guía en el camino de esta jovencita. Pero Dios pareciera haberla compensado otorgándole un espíritu cargado de bondad. Anoche, esa bendita condición la llevó a cambiar la vieja cama por el piso para que allí durmiera el niño Ricardo Urdaneta.
Sin duda que ese don de generosidad es la que protege a diario a Alexandra María en sus solitarias andanzas. Su espíritu pareciera crear una especie de coraza que no ha permitido ser tentada por las manos de la maldad y por el contrario, por las de un pequeño ángel extraviado buscando a su madre.

Padres y familiares del niño Ricardo en el comando del Cpbez
Padres y familiares del niño Ricardo en el comando del Cpbez
Mervin Fuenmayor/ Noticia al Día
Fotos: Xiomara Solano

Comentarios

  1. Tu amor es grande señor!! Acciones como estas dan muestra de cuán grade es el amor por tus hijos!!

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