4-F: Hace 22 años una rebelión militar y un “Por ahora” marcaron la llegada de la revolución
¿Qué se puede hacer en menos de 120
segundos? Algunos dirían que nada, otros responderían que tan sólo
bastarían cinco para cambiar el destino trazado por fuerzas superiores,
pero hace 22 años, el 4 de febrero de 1992, a un teniente coronel poco
conocido le tomó 1 minuto y 14 segundos emitir un mensaje a través de
los medios de comunicación venezolanos en el que pronunciaría un
adverbio que hasta hoy simboliza los primeros pasos de la revolución.
Aquel “Por ahora” retransmitido un sinfín de veces marcó la llegada a la
palestra pública de Hugo Rafael Chávez Frías, quien fue un odiado o
idolatrado –según la percepción de cada uno- Presidente de Venezuela con
14 años en el poder.
“Primero
que nada quiero dar buenos días a todo el pueblo de Venezuela, y este
mensaje bolivariano va dirigido a los valientes soldados que se
encuentran en el Regimiento de Paracaidistas de Aragua y en la Brigada
Blindada de Valencia. Compañeros, lamentablemente, por ahora, los
objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital.
Es decir, nosotros acá en Caracas no logramos controlar el poder.
Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de evitar más
derramamiento de sangre, ya es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas
situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un
destino mejor. Así que oigan mi palabra, oigan al comandante Chávez
quien les lanza este mensaje para que, por favor, reflexionen y depongan
las armas porque ya, en verdad, los objetivos que nos hemos trazado a
nivel nacional es imposible que los logremos. Compañeros, oigan este
mensaje solidario. Les agradezco su lealtad, les agradezco su valentía,
su desprendimiento, y yo, ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano.
Muchas gracias”, fueron las palabras que Chávez utilizó para dirigirse a
sus aliados y al país luego de que diera por sentado el fracaso del
golpe de Estado que pensó propinarle al gobierno de Carlos Andrés Pérez
(CAP). En ese momento nadie se imaginó lo que sucedería años después,
nadie visualizó que ese individuo anónimo y derrotado-vestido de militar
y con boina roja quien fue encarcelado- emprendería una verdadera
revolución, que para bien o para mal, como él mismo lo vaticinó, cambió
el rumbo de la nación.
La periodista
y analista política Eleonora Bruzual escribió hace un tiempo sobre el
acontecimiento: “Chávez tiene una calidad y cualidad de ‘encantador de
masas’, pero ese mediodía del 4 de febrero (momento en que declaró) no
era otra cosa más que un rostro mestizo, un militar sin nombre, un
hombre vencido, un insurrecto perdedor… Aún si tomamos en cuenta la
justificación emocional que muchos pudieron dar a esa asonada, él no es
más que eso, y, sin embargo, ese fardo aplastante de realidades y
calificativos, no impide al hombre realizar una hazaña comunicacional
que envidiarán muchas ‘estrellas’ del espectáculo y la publicidad, y no
pensemos en la ilusión que la posesión de un cuarto de esta acertividad
debe abrigarse en los inconfesables deseos de muchos de nuestros actores
políticos. Chávez hirió de muerte ese sistema que permaneció durantes
40 años hasta la madrugada” de la rebelión militar.
La noche cubrió la rebelión
Todo
empezó poco antes de que el reloj marcara las 12.00 de la noche del 4
de febrero de 1992. Las luces de las casas estaban apagadas, la soledad
caminaba por las calles, y mientras el pueblo dormía como si fuese una
jornada regular, bajo la luz de la luna estalló una rebelión militar en
tropas de Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y Caracas, cuyo objetivo
principal era secuestrar a CAP y apoderarse de la Presidencia, aunque
notas de prensa reseñadas ese día aseguran que la orden era asesinarlo e
instaurar un régimen dictatorial.
Documentos
resguardados en la Biblioteca Pública del Zulia relataron sobre aquel
suceso: “Los militares rebeldes, como perros de presa, tomaron posición
de los alrededores del Palacio de Miraflores, ávidos de sangre.
Numerosos tanques de guerra fueron apostados en las cercanías de la sede
presidencial, y momentos después entraron en acción contra las tropas
leales al gobierno constitucional pertenecientes a las guarniciones de
Caracas. El fuego cruzado con armas de grueso calibre y automáticas fue
oído durante toda la madrugada en diversos sectores de la capital,
creando angustia e incertidumbre entre los habitantes”.![4 F: Hace 22 años una rebelión militar y un “Por ahora” marcaron la llegada de la revolución 121 4 F: Hace 22 años una rebelión militar y un “Por ahora” marcaron la llegada de la revolución](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_tIwRTqyqtZcFyL2--J9dUcQQ4zgL9AxxBkh05vhyXNaVJ6HcrwFaiYiq5ZYNRp949WYs35ly37sgYislS3PpOPXv6Qi38g12uLc7xmNEE4WGkn8tpdpzqlXSa4P79Bhj8U=s0-d)
Mientras
Chávez y el también teniente coronel Joel Acosta Chirinos lideraban el
alzamiento —denominado Operación Zamora— en Caracas, en otras regiones
también se luchaba por tomar el poder.
En
Maracaibo, capital zuliana, triunfó la operación llamada Reconstrucción
92, dirigida por el jefe Francisco Arias Cárdenas, quien comandó el
grupo de artillería misilística José Tadeo Monagas.
Cárdenas
logró tomar al mediodía del 4 de febrero la casa del gobernador Oswaldo
Álvarez Paz, y desde ahí mismo se proclamó jefe de gobierno militar de
la entidad, tras dar a conocer a través de una emisora radial los
motivos del golpe y los principios del Movimiento Bolivariano MBR-200,
agrupación clandestina que fraguaron los rebeldes en el interior de las
Fuerzas Armadas.
Al mismo tiempo la
gente de Cárdenas se apoderó del Puente sobre el Lago de Maracaibo, el
Cuartel Libertador, los destacamentos 33 y 35 de la Guardia Nacional, el
Cuartel de Patrulleros de la Policía del Estado, la sede de la Disip
(hoy Sebin), instalaciones petroleras de la Costa Oriental del Lago,
entre otros lugares.
Casi 15 horas
duró aquella sublevación en Venezuela, en donde los insurrectos
controlaron varios puntos estratégicos del país, pero Chávez falló el
esencial: la Presidencia. Fue ahí cuando el actual Jefe de Estado emitió
su legendario mensaje, al mediodía del 4-F, e instó a todos sus
militares a deponer las armas.
Tres mensajes y dos huidas de CAP
Cuando
se gestó el intento de golpe, CAP no estaba en Venezuela, sino que
venía en avión tras participar en el Foro Económico Mundial celebrado en
Davos, Suiza, lo que pudo significar un salvavidas para el mandatario.
Ya
en la residencia presidencial, a las 11.00 de la noche recibió una
llamada del ministro de la Defensa, general Fernando Ochoa Antich, en la
que fue informado de un alzamiento en el Fuerte Mara de Zulia, por lo
que decidió trasladarse al Palacio de Miraflores, y evadir por escasos
minutos la captura de los golpistas.
Una
hora más tarde el Palacio fue atacado por tanques y por una unidad de
paracaidistas, lo que produjo intensos combates que dejaron múltiples
heridos entre los rebeldes y los fieles a CAP.
Entonces,
por segunda ocasión, el Presidente logró huir de sus captores y se
dirigió a Venevisión, pues el canal del Estado (VTV) permanecía en
posesión de los militares rebeldes. Ahí envió un mensaje al país a la
1.00 de la madrugada, luego otro a las 4.00, y a las 5.00 de la mañana
del 4-F emitió la tercera alocución.
En
la primera denunció y condenó el intento de golpe ante un Gobierno
constitucional elegido democráticamente; en la segunda, realizada desde
Fuerte Tiuna, indicó que la situación había sido controlada, que los
golpistas fueron reducidos y solicitó al pueblo que estuviese alerta
para defender a los enemigos de la democracia; la última la transmitió
desde Miraflores, junto a Ochoa Antich y el ministro de Relaciones
Interiores, Virgilio Vivas, en la que expresó que el evento fue un
atropello vandálico perpetrado por militares que deshonraron su
juramento y uniforme y buscaron matarlo.
No
obstante, dijo: “He tenido la honra y el bochorno de recibir mensajes
de solidaridad de los Presidentes de Colombia, César Gaviria; Perú,
Alberto Fujimori; México, Salinas de Gortari, quienes dieron a conocer
la suscripción de un documento de rechazo a la intentona militar en la
Patria de Bolívar”. También obtuvo el respaldo de muchos sectores
políticos, económicos, sociales y eclesiásticos de la nación, al igual
que de Felipe González, de España; Francoise Miterrand, de Francia y
George Bush, de EE UU.
Al cabo de un
tiempo, a las 8.00 de la mañana del 4-F, Venezuela despertó con el
estruendo de los disparos, sin garantías constitucionales y en pleno
toque de queda. Antich mandó aviones F-16 a sobrevolar el país en señal
de lealtad a CAP y para atacar a los grupos rebeldes que aún se
mantenían de pie.
En la tarde, Antich
se dirigió al país y aseveró que las tropas leales dominaron a los
insurgentes y recobraron el control de la nación. El suceso acabó ahí,
CAP continuó en la silla presidencial, pero lo inimaginable en ese
momento fue que eso sólo marcaría el principio del advenimiento de
Chávez, quien fue indultado dos años más tarde, en 1994, por el
presidente Rafael Caldera.
¿Golpe necesario?
Hoy
día, al igual que en aquella época, hay seguidores y detractores del
intento del golpe de Estado, unos lo apoyaron y otros los rechazaron
tajantemente. ¿Fue justificado? ¿Era necesario que apareciera un Chávez
para reclamar los derechos del pueblo? ¿Los militares representaron a
los civiles?
Algunos dicen que fue el
levantamiento militar ante la impunidad y la corrupción de un Gobierno
nefasto como el de CAP, que cada día sumergía más en la miseria al
venezolano.
Los rebeldes
justificaron el hecho por el descontento de los sectores medios y bajos
de las Fuerzas Armadas debido a la corrupción verificada en altos mandos
militare; la utilización de las Fuerzas Armadas, especialmente el
Ejército y la Guardia Nacional, en la represión de los disturbios del
“Caracazo” el 27 de febrero de 1989; el cuestionamiento a la posición
mantenida por CAP en las negociaciones relativas a la delimitación
limítrofe con Colombia; el deterioro de las condiciones socioeconómicas
de la oficialidad media y baja de las tropas; y el empleo de las Fuerzas
Armadas en labores como repartición de útiles escolares, becas
alimentarias, campañas de vacunación y de arborización.
Por
todo esto, los alzados argumentaron que su acción estaba acorde a la
interpretación del artículo 132 de la Constitución Nacional de 1961, en
donde se consagraba a las Fuerzas Armadas la defensa nacional, la
estabilidad de las instituciones democráticas y el respeto a la
Constitución y a las leyes, vulnerado por el Gobierno de CAP.
Por
el contrario, los simpatizantes de CAP acusaron a los rebeldes de
querer liquidar el sistema democrático a punta de violencia y represión.
A
22 años de aquel memorable acontecimiento en la historia de Venezuela,
hoy se recuerda ese momento, no tanto por el golpe sino porque la mente
maestra que lo fraguó generó una revolución en el país y en el mundo
entero, aquel muchacho idealista de Barinas cambió el “rumbo” de la
nación y luego del “por ahora” estuvo, por decisión soberana del pueblo,
14 años en el trono presidencial.
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