“Me embaracé de un cadáver”
Él tenía 38 años. Estaba serio. Con los ojos y labios inexpresivos. Felicity, también de 38 años, lo estaba bañando. De pronto, él tuvo una erección. Ella lo vio, se sintió atraída y hubo sexo. Él eyaculó y… ¿por qué no? Felicity quedó embarazada. Una situación tan común como corriente, salvo porque la pareja de “la amante” de esta historia era un cadáver y ella lo bañaba mientras porque lo preparaba para los actos fúnebres.
El insólito caso sucedió en Missouri, Estados Unidos. Aunque a la vista de todos Felicity Marmaduke parecía una mujer normal, tranquila y eficiente no era la primera vez que ella tenía relaciones sexuales con un cadáver y, como la mayoría de los necrófilos, laboraba donde podía encontrar los objetos de sus deseos: los muertos.
Lo había hecho muchas veces, pero esta vez todo fue diferente. Ella se sintió rara por varias semanas. No menstruaba. Decidió hacerse un examen médico de rutina y salió positiva a una prueba de embarazo.
¿Cómo podía ser? Él estaba muerto. Lo que Felicity ignoraba era que la erección es una de las funciones corporales que continúan después de la muerte y un semen residual puede ser suficiente para un embarazo.
No había tenido relaciones con más nadie. Llena de nervios, le confesó las circunstancias de su concepción al médico tratante quien, a su vez, dio aviso a la policía, pues la necrofilia es considerada un delito, una violación y, más allá de eso, algo inmoral: una profanación.
Hoy, Felicity Marmaduke está presa y, como si el caso no pudiera ser más insólito, ella exige a la familia del “padre-cadáver” del hijo su manutención.
Felicity pudiera estar libre y criar a su hijo como tantas madres solteras, pero se volvió el centro de la noticia mundial cuando, ante la pregunta de su médico, no pudo evitar confesar: “Me embaracé de un cadáver”.
La maternidad se considera uno de los mayores milagros de la naturaleza, pero parir de un muerto ya forma parte de lo macabro.
Maidolis Ramones Servet
Fotos: Agencias
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